David Jordà: “Me gustaría llegar lo más alto que pueda”

A los 29 años, David Jordà consiguió esta semana su primera victoria ATP Tour en Estoril. Lo hizo después de una carrera llena de problemas (hasta cuatro operaciones) y tras una una gran demostración de sacrifico personal, fe y persistencia.

Tras su triunfo, Jordà se sentó con ATPTour.com para valorar lo conseguido y contar su historia.

¿Qué supone para usted ganar su primer partido ATP con 29 años?
La verdad es que la sensación de ganar mi primer partido ATP en un ATP 250 con 29 años es una sensación de orgullo, de felicidad, de pensar en todo ese sufrimiento que hemos pasado durante años sin tener la posibilidad de competir, momentos de estar en la sombra, incluso no estar más en el circuito y pensar que nunca llegaría.

La verdad es que la persistencia, el trabajo, la constancia, la locura… esa locura que había dentro de mí para pensar que tarde o temprano llegaría mi oportunidad. Sé que estaría ahí, que lo conseguiría, aunque la situación no pareciera favorable. La sensación al ganar el otro día fue de orgullo.

Al final, todo esto es una historia bonita, pero la verdad que este era el camino que estaba escrito para mí. Estoy muy contento y disfrutando, como una segunda juventud. Para que todas estas cosas vayan bien tengo que dar las gracias también a mucha gente que estuvo conmigo, sobre todo en los malos momentos: mi entrenador Álex López Morón, mis preparadores físicos en ese momento, José Canos, Ernest Baiget y mis padres, que siempre están más en silencio, pero siempre están allí. Si yo no hubiera sido tozudo, si yo no hubiera creído, si yo no hubiera luchado por esto, es un camino que se hubiera acabado mucho antes.

Mucha gente habría dejado de jugar al tenis antes. Mientras tú veas que tu nivel es competitivo, y objetivamente veas que estás ahí aunque las cosas no salgan bien,… Está muy bien conseguir mi primera victoria ATP, me pone en el radar de mucha gente que ahora quieren conocer mi historia. Esto es un pequeño paso y tiene que ir mucho más allá. Tengo que seguir trabajando, me queda muchísimo camino. Es algo que tengo asumido y con mucha ilusión. Esto es una pequeña victoria que ayuda mucho a nivel de confianza, a nivel de verte que puedes competir cada día con gente que has estado viendo por la tele.

A pesar de llevar mucho tiempo compitiendo, ¿a qué cree que se debe lograr su primer triunfo ATP casi con 30 años?
Se debe totalmente a la capacidad de sufrimiento. A la capacidad de trabajo, a la resistencia de cuando las cosas van mal darse otra oportunidad. A caer y darse otra oportunidad, y perder y darse otra oportunidad.

También a un cambio que realicé este año, en enero. Me fui a entrenar a Barcelona, con una buena estructura, en el Club Tenis Barcelona. Estamos haciendo las cosas muy bien. El día a día es muy bueno, sigo aprendiendo mucho, estoy en un ambiente muy tranquilo, muy sano, muy de tenis, que me ayuda también a estar focalizado en un gran club que me da esa tranquilidad. Soy una persona que necesita estar en un club de tenis, con sus socios, con su gente, el ir por las mañanas y ver que la gente va allí a jugar a tenis, cruzármelos por el vestuario y saludarlos. Ese ambiente a mí me da una paz para ir a entrenar feliz cada día. 

¿Cambian sus objetivos ahora?
Mis objetivos no cambian, porque mi objetivo siempre ha sido el de intentar llegar al Top 100. Yo siempre digo que, sin desmerecer nada, trabajo para llegar al Top 100. Si me preguntasen si mañana firmo acabar 150 del mundo, diría que si tengo que firmar ese papel, dejo de jugar. Me gustaría llegar a lo más alto que pueda. Por lo que trabajo y sueño es intentar llegar al Top 100. Mis objetivos siguen iguales. Mis pasos a seguir ahora son los más seguros: seguir jugando Challengers, que es el nivel que me permite mi ranking hoy en día. Y seguir entrenando, que lo estamos haciendo muy bien.

Para todo el gran público que no le conociese, y le conozca ahora, ¿cuál es su historia?
Llevo muchísimos años jugando al tenis. Empecé de pequeño, como la mayoría de los chicos del circuito, en el Club de Tenis Tarragona. A los 17 años, en uno de los campeonatos de España acabé subcampeón, sin nunca antes haber pasado una ronda. Allí es cuando me doy cuenta de que tengo un buen nivel, aunque muy lejos de lo que es el circuito ATP.

Es cuando empiezo a creer que puedo intentarlo. Yo tuve una infancia buenísima, con unos padres que me dejaban jugar al tenis, pero la prioridad era estudiar. Me saqué la selectividad y a partir de los 18 años es cuando empecé a entrenar diariamente. Hasta ese momento, entrenaba 3-4 días por semana, por la tarde, incluso algún mediodía salía de la escuela a hacer alguna hora de entreno y luego volvía a la escuela por la tarde. Sin una estructura muy profesional. Hasta que no tengo 18 años, que allí es cuando me planteo intentar jugar al tenis a nivel de Futures, pero sin dejar de estudiar. Con 18 aprobé la selectividad y empecé mi grado de Administración y Dirección de Empresas. A la vez que jugaba tenis, me acuerdo que iba por las mañanas a entrenar de 9 la mañana a 5 de la tarde. Y luego me marchaba a la universidad.

Jugué mi primer año de Futures, de los 18 a los 19 años. Llegué a estar entre los 1000 mejores. Empezaron los problemas físicos. Allí sí que es verdad que yo no destacaba. Hay muchos jugadores jóvenes que empiezan a jugar Futures y rápidamente suben en el ranking, se ponen 400 o 500 y tienen mucha proyección. Yo tampoco era un jugador de estos.

A los 18-19 empiezan las lesiones, tengo que operarme de mi hombro derecho. Me acuerdo que hice toda la recuperación, estuve como 6-7 meses para recuperar ese hombro y recuerdo perfectamente la sensación de ir a jugar el primer torneo y mirar a mi entrenador y decirle: ‘aquí hay algo que no funciona, tengo el mismo dolor que tenía antes’. Efectivamente jugué ese partido, lo perdí, pero las noticias eran que debía pasar de nuevo por el quirófano.

Estuve fuera casi un año, un año más. Al final de todo estuve como 2 años y 3 meses que no competí y en esa época tuve la suerte de coincidir con José Canós, que es uno de mis mejores amigos. Es una de las personas por las cuales sigo jugando a tenis a día de hoy, porque si no hubiera sido por él yo hubiera cogido otro camino.

Esos 2 años estábamos cada día a las 9 o 10 de la mañana haciendo mi sesión de preparación física y era día tras día. Yo seguía pensando en poder volver a jugar, aún era muy joven. Tenía la ilusión de que cuando estuviera bien del hombro, volviera a competir. Y así fue, después de 2 años volví a poder jugar y al cabo de 2 años decidí hacer un cambio en el tema de los entrenamientos: decidí irme de Tarragona, que había sido mi casa toda mi vida, con el entrenador de toda mi vida, y me fui a Barcelona a entrenar.

Al cabo de un año, estaba jugando realmente muy bien. En un Future en Jávea, en el segundo juego del partido, resbalé en pista y tuve una luxación de hombro, una lesión fuerte donde realmente me destrocé gran parte del hombro: ligamentos, cápsula… eso fue un detonante. Fue la tercera vez que tuve que pasar por quirófano, y ahí estuve prácticamente también un año fuera de competición.

Cuando volví, realmente fue duro para mí tener que jugar previas de Futures, volver atrás, no tener puntos… Mentalmente estaba exhausto y me llevó a tomar la decisión no querer seguir jugando. Me acuerdo de jugar algunos torneos en Túnez con la cabeza totalmente fuera, sin querer estar ahí. Llegué a casa y le dije a mi padre que necesitaba tomarme un tiempo, darme un respiro, y así fue: me volví a Tarragona, estuve un par de meses por allí. Hablé con mi entrenador de toda la vida y me dijo: ‘venga va, entrenamos juntos un poco sin ningún tipo de presión, solo ven a entrenar por entrenar y disfruta un poco’.

Me acuerdo que el entrenar hacíamos algún día bueno, pero había muchos días malos porque realmente no encontraba las ganas de hacerlo. Fueron pasando los meses y tuve un problema: competí un poco y me empezó un dolor en la muñeca que no me permitía jugar y en ese momento seguramente empujado un poco por mi padre, muy sabiamente, busqué alguna alternativa algún otro plan B.

Yo ya había acabado la carrera, que la hice en cuatro años, y ahí surgió la oportunidad de empezar a trabajar con el Nastic de Tarragona, con el club de fútbol en el que estuve trabajando desde el 2018 hasta enero de 2024, casi cinco años en total. Cuando llegó la pandemia estuve ahí todo ese tiempo sin jugar y me tuve que operar de la muñeca al volver de la pandemia porque me salió un dolor en la que no me permitía jugar. Era la cuarta operación y todo se daba un poco al revés: yo quería intentarlo, siempre estaba con la espinita esta de querer jugar pero no sé si era el final del camino.

Hace un par de años, después de estar trabajando mucho tiempo allí en el Nastic, decidí darme una buena última oportunidad. Me puse 700 del ranking, y ese año acabé con 27 años ganando mi primer Futues en Alcalá de Henares. Siempre he ansiado algo así, tras tantos años jugando Futures, habiéndome visto en miles de torneos y tener la opción de ganar uno por fin… El hito de ganar un Futures ya era para mi un logro. Al acabar tan bien el año, me hizo que la temporada siguiente me propusiera jugar mucho más y empecé a a teletrabajar y a jugar torneos en cualquier parte del mundo, haciendo una temporada muy extensa donde jugué muchísimas semanas y acabé con mi mejor ranking el año pasado, 320.

Hasta hace muy poco, seguía trabajando en el equipo de fútbol de su ciudad (Nastic) y compaginándolo con el tenis. ¿Cómo se hace eso?
Sí, hasta hace poco seguía trabajando en el equipo de fútbol de mi ciudad, en la ciudad de Tarragona. Al margen de ser un hincha más del club, fue una oportunidad muy grande para mí poder vivir la experiencia laboral, conocer lo que es una empresa, tocar lo que yo había estudiado. Es una faceta de mí que me interesa, me gustan muchas otras cosas aparte del tenis, aunque mi fiebre por el tenis va por encima de todo demás. Fue una experiencia bonita, una experiencia que me ayudó también a valorar mucho los momentos en el tenis.

Me acuerdo que iba a la oficina y luego por la tarde entrenaba a última hora del día con mi entrenador y eran como mis dos horas de desconexión, Me miraba al espejo después del entrenamiento y decía: ‘he pasado mis dos horas buenas de entreno con buena actitud, me lo he pasado bien’. Entendí que era eso lo que tenía que buscar. Ahora realmente disfruto con lo que hago. Compaginar el tenis con el trabajo es imposible si no tienes una empresa detrás, unos líderes de empresa, unos jefes, unos compañeros que te ayudan, que te lo permiten, porque la verdad que esto no existe en ningún lado.

Fueron unos momentos duros: a veces había días de partido que yo que jugaba a las 10 de la mañana. Me levantaba y lo primero que hacía era abrir el e-mail, intentaba contestar todos los e-mails posibles, incluso algún día antes de un partido me llamaban y tenía que contestar y no podía centrarme al 100% como me hubiera gustado, pero era la manera que yo tenía de poder hacer lo que quería, el precio que me tocaba pagar. Ves lo que es el mundo real. Aquí en el tenis se sufre muchísimo, hay mucha presión en los partidos, se huele toda la presión en los pasillos antes de los partido.

Esta semana, aquí en el ATP de Estoril, te das cuenta que la gente se juega mucho, pero al final del día somos unos privilegiados, estamos haciendo lo que nos gusta, vivimos del deporte. Para mí, una persona que va a la oficina, que está trabajando 225 días del año para tener sus vacaciones, poder viajar, poder disfrutar y vuelta a empezar otro año más… la verdad que esto me hace valorar mucho el sitio donde estoy y es una frase repito mucho cuando estoy en pista.