Ni El Retiro Podrá Separarlos: Tributo Al Trabajo En Equipo De Cabal Y Farah

El legado que dejan Juan Sebastián Cabal y Robert Farah va más allá de los resultados en pista, de los 345 partidos ganados como dúo en el ATP Tour, de los 19 títulos que consiguieron —dos de ellos de Grand Slam— y del No. 1 que alcanzaron en 2019. La principal huella de los colombianos fue el compromiso para labrarse un camino juntos en una modalidad en la que cambiar de pareja es la constante.

“La primera vez que conocí a Sebas teníamos cinco años. Empezamos a jugar en la misma ciudad. Nos criamos juntos y terminamos viviendo muchas cosas”, explica Farah. “Los únicos que han tenido una historia similar son los hermanos Bryan. La diferencia es que nosotros formamos una hermandad en el camino y, gracias al trabajo, al poco ego entre ambos y a no pelear por minucias, hicimos que nuestra pareja fuera exitosa”.

Y pensar que, en primer lugar, fue difícil que se conocieran. Al fin y al cabo, Robert nació en Montreal, Canadá, donde sus padres Patrick y Eva se instalaron luego de huir de la Guerra Civil Libanesa. Si la familia Farah Makssoud terminó luego en Cali, Colombia, fue en principio por unas vacaciones a finales de los ochenta. Se terminaron quedando, Patrick como entrenador de tenis y Eva como profesora.

Fue en Cali donde el destino juntó a Robert y Juan Sebastián. Se conocieron en un torneo departamental para niños menores de ocho años. Jugaron simultáneamente en primera ronda, en canchas contiguas y los dos ganaron ante rivales de mayor edad. “En ese momento me di cuenta del potencial que tenían ambos”, recuerda Patrick, que luego fue entrenador de los dos.

Pronto se enfrentaron, en otro torneo en la misma ciudad. Cabal hizo valer el año que le llevaba a Robert. Y no solo ganó ese partido, sino los siguientes por mucho tiempo más. Robert solía llorar después de las derrotas. “Eran partidos muy tensos, pero salían y seguían siendo amigos”, añade Patrick. A los doce, por la misma época en que llegó el primer triunfo de Farah entre ambos, jugaron su primer torneo como pareja. Desde un principio sorprendieron.

“Recuerdo el primer partido de dobles que jugué contra ellos”, asegura Santiago Giraldo, ex No. 28 del mundo. “Fue en Medellín, en 1998. Nos ganaron con facilidad a mi compañero y a mí. De ese día recuerdo que Sebas nos hizo un winner con una ‘Gran Willy’. ¡Eran muy buenos!”.

Además de que siempre se potenciaron en pista, Cabal y Farah nunca dejaron de construir una amistad que no pudo dañar ni la rivalidad en individuales ni la convivencia al vivir juntos en Bogotá ni la distancia cuando Robert aceptó una beca para estudiar economía en la University of Southern California ni mucho menos los más de diez años siendo pareja en el ATP Tour.

Desde que debutaron como dúo a nivel de gira, con victoria en primera ronda de Wimbledon 2011 ante Bopanna/Qureshi, nunca se separaron. Es verdad que llegaron a jugar algunos torneos con otras parejas, especialmente si el otro estaba lesionado. Pero jugar juntos siempre fue una prioridad desde que se lo propusieron en 2009.

Ese año, justamente en la boda del ex tenista colombiano Pablo González, Cabal y Farah se comprometieron a formar la que terminaría siendo una de las parejas más estables del último tiempo en el tour. El de la idea fue Robert, que estaba a meses de graduarse de la universidad y quería una segunda oportunidad en el profesionalismo.

A partir de 2010, emprendieron el camino juntos en ITF Futures y Challengers. Cuando el ranking les permitió ingresar a cuadros del ATP Tour —en gran parte gracias al subtítulo de Cabal en Roland Garros 2011— se volvieron prácticamente inseparables. Apostarle a un trabajo constante en equipo tuvo recompensas gigantes, como en Wimbledon 2019.

“El momento más lindo de nuestras carreras fue ganar Wimbledon, gracias a eso subimos al No. 1. Ahí fue la prueba de que los procesos tienen buenos finales”, reflexiona Cabal, y Farah lo respalda: “Es que un Grand Slam no se gana de un día para otro. [Carlos] Alcaraz lo hizo a los 18 años, pero a nosotros que somos más mortales nos tomó más de 30. Y, gracias a Dios, terminaríamos ganando uno más”.

Llegó en la misma temporada, en el US Open 2019 (v. a Zeballos/Granollers en la final). Pero las diez veces que alcanzaron al menos las semifinales en Grand Slam deja aún más clara la constancia que construyeron en torneos grandes. También el hecho de que conquistaron dos ATP Masters 1000 (Roma 2018 y 2019) y alcanzaron las semifinales en dos de sus tres participaciones en las Nitto ATP Finals.

Justamente el desgaste físico por tanto tiempo peleando por lo más grande precipitó el retiro. Lo anunciaron en agosto pasado, orgullosos del camino recorrido. “Hemos cumplido un ciclo y nos vamos tranquilos”, dijo Cabal, de 37 años. “Nos vamos con una enorme gratitud por todo lo que nos dio el tenis”, agregó Farah, de 36 años. En el último US Open terminaron jugando su último torneo en el ATP Tour.

Esta semana iban a jugar en el Challenger de Bogotá su último evento puntuable para el ranking. Y aunque finalmente no pudieron participar por molestias físicas, los homenajes que se aproximan, desde el que recibirán este domingo antes de la final de individuales del Challenger de Bogotá, refleja el impacto de su legado. Por los números y por la unión inquebrantable como pareja.

Aunque no descartan un futuro volviendo al tenis en otra posición —como la de entrenador— por ahora solo piensan en descansar en familia. Y es altamente probable que lo hagan juntos. Al fin y al cabo, la despedida de ambos del tenis no significa una despedida entre ellos. “Él hace mucho que ya no es amigo. Él ya es familia”, reflexiona Cabal. “Solo estamos cerrando un ciclo profesional”. Farah coincide: “Sebas es un hermano para mí. Sus hijos me llaman tío Rob. Mi hijo lo llamará tío también. Nuestros caminos seguirán estando unidos para toda la vida”.