El camino de Thanasi Kokkinakis

Thanasi Kokkinakis no es distinto a la mayoría de gente en el mundo. A sus 27 años, cuenta con muchos hobbies como pasar tiempo con sus amigos, conducir su nuevo —y primer— coche, o ver baloncesto, especialmente a su jugador favorito, Chris Paul.

El australiano es uno de los mejores jugadores del mundo y este viernes se medirá al reciente campeón del Abierto de Australia Jannik Sinner, el No. 3 del PIF ATP Rankings, en segunda ronda del BNP Paribas Open.

Hace aproximadamente diez años, cuando Kokkinakis tenía 17 años, irrumpió en escena clasificándose en el ATP 250 de Brisbane y obligando al antiguo No. 1 del mundo Lleyton Hewitt a ganarle en dos apretados sets. Ese mismo mes ganó su primer partido de Grand Slam en casa y las expectativas se dispararon.

“Recuerdo mis primeras victorias de Grand Slam en Australia, viendo en el teléfono lo que la gente decía de mí. Es increíble, acaparé la atención. Estás como: ‘Oh, lo conseguí’”, recordó Kokkinakis. “Todo el mundo te sigue, habla de ti. Te mandas mensajes y pronto te das cuenta que si te quedas con la cabeza pendiente del teléfono, lo vas a pasar mal, porque así es el tenis”.

“Tienes que seguir adelante y poder respaldarlo. Y eso es lo que es tan impresionante de estos chicos que han estado durante tanto tiempo en la cima del deporte”, añadió.

Si bien, Sinner ha disfrutado de un ascenso relativamente progresivo a la cima del deporte, un caso como el de Kokkinakis ha pasado por muchos altibajos. En diciembre de 2015, se sometió a una operación y le llevó años recuperarse. Desde octubre de 2015 hasta mayo de 2017, sólo pudo jugar un partido.

“Volví y sentí que no estaba cerca de ser el jugador que era porque estaba en lo alto de mi carrera. Y luego, me operé del hombre después de mi primer año completo en el circuito. Creo que había mucha gente que me consideraba uno de los jugadores a seguir en el futuro”, indicó Kokkinakis. “Cuando esto tarda en llegar, es duro. Y luego tienes esa expectativa de donde estabas antes de la lesión. Y luego empiezas a jugar de nuevo, sientes que estás lejos de ese nivel”.

Los aficionados esperaban ansiosos el retorno de Kokkinakis, pero él estaba lleno de dudas.

“Pensaba en dejarlo. Jugué algunos partidos y pensaba que estaba lejos. Me sentía como un pez fuera del agua en la pista. E incluso en los entrenamientos, recuerdo que pensaba que no me quedaban muchos torneos”, confesó el australiano. “Creo que me quedaban unos pocos usos del ranking protegido. Así que pensaba en usarlos en los Grand Slam, recoger el dinero y creo que eso era todo para mí, especialmente en ese momento”.

Pero Kokkinakis empezó a competir bien frente a algunos de los mejores jugadores del mundo. En Roland Garros 2017 llevó a Kei Nishikori al cuarto set.

“Eso me dio un poco de luz al final del túnel. Pensé que si podía llegar tan lejos con apenas entrenamientos y partidos, lo estaba haciendo bien. Tuve un buen partido con Del Potro en Wimbledon, que perdí en un duro encuentro a cuatro sets”, señaló. “Fue como decir que no estaba tan lejos. Luego acabé haciendo mi primera final ATP en Los Cabos poco después. Eso me animó. No hace falta mucho para darle la vuelta”.

Kokkinakis ha sufrido otras lesiones desde entonces. Pero en los últimos dos años, ha sido capaz de mantenerse en competición y, al conseguirlo, ha podido conservar una plaza entre los 100 mejores del mundo.

No todo ha sido mantenerse sano físicamente. También ha tratado de cuidar la parcela mental del deporte.

Algunos jugadores están completamente centrados en el tenis, ya sea entrenando, compitiendo, o estudiando la evolución de su juego. En el caso de Kokkinakis, hace su trabajo al máximo nivel, pero cuando tiene tiempo libre no duda en desconectar de la pista de tenis.

“Para mí, es descomunal. Enorme”, advirtió Kokkinakis. “Algunos quizás piensan en tenis y eso es lo que les va bien. Pero a mí me cuesta. A lo largo del año, donde en cualquier momento puedo ver algo más, un programa de televisión, un partido de la NBA o algo que me ayude a desconectar”.

“Creo que si pienso en tenis, tenis, tenis, me volvería loco. Intento disfrutar los pocos años que me quedan en el deporte, en cuanto pueda, para no acabar quemándome”.

Ha habido momentos —fundamentalmente hace años— en los que Kokkinakis se despertaba a mitad de la noche para ver baloncesto. Así lo recuerda en Burdeos, en un torneo ATP Challenger Tour en 2015.

“Venía de la previa y yo seguía a los Rockets, porque jugaba Chris Paul en el equipo. Estaban en los playoffs y la diferencia horaria era brutal”, reveló el australiano. “Me levanté a las 3.00 am y luego me volví a dormir. Fue una locura”.

“Mis entrenadores no estaban contentos y yo no puedo hacerlo ahora porque no duermo bien. Pero lo hacía para intentar tener algo que seguir durante la noche. Cuando ganan, siento que voy a tener un buen día. Si pierden, me levanto de bastante malhumor, no nos vamos a engañar”.

Esa semana en Burdeos, Kokkinakis ganó su primer título ATP Challenger Tour.

Un episodio que Kokkinakis define como “locura” fue el que vivió cuando ganó el título ATP Tour en casa, en Adelaida 2022.

“Fue el mejor recuerdo de m vida y luego tenía que jugar otro torneo dos días después. Para mí fue casi mi Super Bowl. Era lo que soñaba ganar”, apuntó el australiano. “Está claro que quieres ganar un Grand Slam, pero ganar un título en casa, era todo para mí. Así que fue un enorme y emocionante momento. Y luego sentir que tengo que jugar otro torneo sin celebrarlo, es la parte que se me hace más dura en el tenis”.

Kokkinakis añadió que “no tienes mucho tiempo para disfrutar”.

“Si ganas, tienes que jugar de nuevo al día siguiente”, apuntó. “Así que lo más importante es intentar no estar demasiado arriba ni demasiado abajo”.

El australiano espera dar la sorpresa este viernes frente a Sinner y someter al italiano, que aún no ha perdido un partido en 2024.