Moyà y el puzzle desordenado de Nadal

Antes del estreno de Rafael Nadal en Roland Garros, Carlos Moyà se sienta con ATPTour.com y defiende su habitual optimismo cargándose de razones de peso.

El campeón de 22 títulos de Grand Slam llega al torneo de sus amores más vulnerable que nunca. Ha pasado por el quirófano, viviendo luego entre la esperanza y la recaída, caminando por una finísima línea. Se ha visto con un pie fuera de la élite, tan largo ha sido el calvario, tan oscuros muchos de los días. Ha vuelto con resultados discretos, como no podía ser de otra manera tras tanto tiempo en la lona. Su rival en la primera ronda es Alexander Zverev, que está más en forma que nadie, y ahí está el reciente título de Roma para confirmarlo.

Y, sin embargo, es Nadal.

Horas antes de que se mida al alemán en su estreno en París, uno de sus entrenadores desvela la profundidad de las dudas, explica el concienzudo plan para llegar a Roland Garros siendo competitivo y confirma lo que nadie dudaba: Nadal va a dejarse el último suspiro de vida en la tierra batida sobre la que ha construido una leyenda como nunca habrá otra.

¿Cómo está Rafa?
Mejorando. En línea ascendente. El nivel entrenando está siendo bastante alto. Ahora falta materializar eso en los partidos. Creemos que está en condiciones de competir con garantías.

En Roma también entrenó bien, pero luego perdió con Hurkacz en segunda ronda.
No como aquí. Allí hubo más altibajos. Por momentos mostraba un buen nivel, pero con irregularidad… Desde su vuelta, fue quizás la primera ocasión en la que afrontaba un partido con más garantías [Hurkacz]. No salió como esperábamos. Ahora, la semana que ha tenido de entrenamientos le puede ayudar a dar el nivel en competición que siempre busca.

Entonces, ¿está entrenando mejor que nunca desde su regreso?
Sin duda. En Roma alternó buenos entrenamientos con otros no tan buenos. Aquí todos han sido positivos. Son entrenos, pero no ha perdido ningún set hasta ahora. Creo que llega en el mejor momento. También era normal: venimos de muy atrás, la vez que más atrás, al menos desde que estoy yo trabajando con él. Ha sido una evolución positiva. Todo lo que ocurrió en el pasado ha quedado atrás, al menos de momento.

Nadal acumula 13 horas de preparación la en pista.
Esta vez viene de bastante más atrás que en otras ocasiones. Por eso, está entrenando más horas de lo habitual. Hemos tenido que acelerar la puesta a punto pasando más tiempo en pista. Es algo que no nos gusta hacer, pero al final hay que adaptarse a lo que creemos que Rafa necesita. Y en esta ocasión ha sido así.

Y con rivales de nivel.
Muchas veces ha sido así. Cuando hemos venido a Roland Garros, ha entrenado en los días previos a debutar con Zverev, Tsitsipas… Es verdad que hemos ido de menos a más también en ese aspecto. Buscando primero rivales que le diesen más ritmo, que le pusiesen en forma sin matarle, por decirlo de alguna manera. Y luego, según ha avanzado la semana, hemos sido más exigentes en ese aspecto también. Todo dentro de una evolución. Al menos, le estamos viendo disfrutar entrenando, algo que hacía meses que no pasaba.

¿Estaba siguiendo el viernes el sorteo del cuadro?
Me mandaron mensajes, no lo estábamos siguiendo.

Entiendo que no fue ni un mensaje ni dos.
Algunos…

Ha sido muy mala suerte.
Está claro que es de los peores rivales que le podía tocar [Zverev]. Viene muy en forma y sin problemas, ni de lesiones ni de confianza. Y acaba de ganar en Roma. Es algo que podía pasar. Partiendo de la base de que Rafa no es cabeza de serie, los sorteos habían sido buenos hasta ahora, correctos. Y esta vez ha sido lo peor que podía ocurrir. Esperábamos un sorteo que le permitiese ir cogiendo ritmo y confianza poco a poco. Las circunstancias son otras. Nos ha tocado Zverev y hay que afrontarlo de la mejor manera. Él está con ganas, con una actitud muy positiva. Por nuestra parte, sabemos donde estamos y con quien estamos. Uno se agarra a eso. Será un partido muy duro y disputado. Si Rafa consigue jugar al nivel que está demostrando en los entrenamientos… por qué no pensar en lo mejor.

Si le dan a elegir: ¿Zverev en primera ronda o Zverev en tercera ronda?
Lo más lejos posible. Eso significaría que Rafa habría ganado partidos y que llegaba con rodaje. No creo que sea positivo jugar con Zverev en primera ronda, sinceramente. No hay que engañarse y decir cosas que no son.

¿Cuál ha sido el mayor reto desde la operación?
El principal reto era intentar volver a ser competitivo. Esa ha sido una duda que Rafa ha tenido desde que se operó. En Brisbane vimos una versión que podía acercase a eso. Es verdad que fue en partidos al mejor de tres sets, y contra rivales que no estaban entre los mejores. Allí se vio un buen Nadal. Luego llegaron más problemas, muchos problemas en el día a día que le han ido minando la moral, llevándole a tener pensamientos complicados.

¿Puede explicarlo?
Esta vez ha sido un puzzle con muchas piezas fuera de sitio. Hemos tenido que ir organizándolas poco a poco. No podíamos entrenar muchas veces lo que queríamos, teniendo problemas en muchos movimientos y golpes. Nunca ha estado liberado para poder jugar sin pensar que se podía hacer daño o que estaba limitado. Al no poder entrenar muchas cosas, había bastantes carencias. Fueron pasando unos dolores y llegaron otros distintos. Cada vez era un reto nuevo, nuevas piezas fuera de lugar.

¿Y ahora?
Ahora parece que por primera vez las piezas empiezan a estar en su sitio y puede jugar con tranquilidad, con automatismos que hace meses que no tenía. El reto ha sido organizar todo el puzzle, que estaba desordenado de arriba a abajo. Creemos que ahora está todo en su sitio.

Dígame la verdad: ¿pensó que se retiraba?
Sí, sin ninguna duda. No sabíamos que pasaría en Barcelona. Ahí tuvo un autocontrol que nunca le había visto hasta ahora. Hablo sobre todo del partido ante de Miñaur. Rafa no estaba en condiciones de competir un partido entero, de irse más allá de las dos horas sin recaer. Sabíamos que si quería llegar a Roland Garros debía pasar por estas situaciones, controlando la carga y los esfuerzos. No quedaba más remedio que levantar el pie. Y lo hizo. No era fácil en esa situación, y ante una pista llena. A todos nos dolió. Era parte del proceso de evolución para llegar a París en condiciones. Poco a poco, ha ido teniendo horas en pista, dentro de una línea ascendente. Visto desde lejos, y aunque ha tenido altibajos, ha ido siempre hacia arriba. Nos gustaría que hubiese tenido más partidos en las piernas. Pensábamos que en Roma mostraría una versión más competitiva, pero nos fuimos con la seguridad, más o menos, de que no le pasaría nada a nivel de lesiones. En ese momento ya no piensas que pueda ser el último de su carrera. Pero en Barcelona, y por momentos en Madrid, sí que piensas que podía ser el último partido que jugase nunca.

Habla de Barcelona y el freno de mano. ¿Y entonces en Madrid?
Íbamos día a día. Vimos que después del partido con Cachín su físico aguantaba. Y era una línea muy fina entre no llegar y no pasarse. Creíamos que había que jugar ese partido para probar su cuerpo en circunstancias de estrés. Esa fue la decisión que se tomó. Sabíamos que era muy difícil ganar. Personalmente, estoy contento por cómo le fue en Madrid. No me habría gustado que jugase más de cuatro partidos. Creo que luego le tocaba Medvedev… Para llegar lejos, debía superar otros partidos que en esas condiciones no eran lo más aconsejable. Estoy contento por cómo fue todo allí.

¿Ha tenido muchas conversaciones con él estos meses?
Muchas.

¿Duras?
Bueno… Es muy difícil parar a alguien tan competitivo como él. Frenarle las horas de entrenamiento o frenarle en competición, algo que nunca había sucedido, haciéndole ver que en el horizonte estaba Roland Garros. Si quería llegar a eso no tenía que estar bien en Barcelona o Madrid, debía ir sumando horas y sensaciones. Hablamos de uno de los deportistas más competitivos de la historia. Pararle en los entrenamientos o en este tipo de partidos… ha habido momentos en los que él quería seguir tirando. Se ha fiado mucho de nosotros en ese aspecto y hay que agradecerle esa confianza que nos ha dado para limitar las horas y las cargas. Creo que hemos acertado, sinceramente. Nos han faltado un par de partidos, pero estamos donde pensábamos que podía llegar a estar.

Es Nadal y es Roland Garros. ¿Viene a ganar el torneo o cree que le vale con hacer un papel aceptable?
Ya no hay freno que valga. Rafa va a morir, yendo al 100%, a darlo todo. Entramos en una nueva situación: partidos a cinco sets. Lleva dos años sin tener esa experiencia, pero creemos que está preparado. No hay más riesgo que en Brisbane o en cualquier otro torneo. Si le pasa algo no es por ir falto de entrenamientos o partidos. Habrá sido un sobreesfuerzo que su cuerpo no ha aguantado, pero tenemos garantías de que no debe pasar nada.